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viernes, 13 de abril de 2012

¿Quién debe gobernar Internet?


01/10/2005
¿Quién debe gobernar Internet?
Millones de personas utilizan Internet todo los días, pero muy pocos saben cuál es el modelo económico de la interconexión de redes que nos permite ver cualquier página web o recibir un correo electrónico.

Para empezar, es preciso decir que Internet no es gratis, ya que hay un costo de conexión física a la red, cualquiera que ésta sea  –telefónica, televisión por cable, entre un proveedor y un servidor raíz, o entre servidores raíces de dos países.

Estos enlaces físicos los realizan normalmente una o más empresas de telecomunicaciones, que por lo general pactan un acuerdo para compartir costos según reglas, leyes o prácticas establecidas. Por ejemplo, en una conexión satelital entre dos países, la costumbre es que cada país pague el costo de “su lado” de la conexión física: del país A hasta el satélite, paga la operadora del país A; y del satélite hasta el país B, paga la operadora del país B.

Sin embargo, hay otro componente del costo que no cuenta con normas ni acuerdos: tal es el caso del tráfico de datos en Internet, expresado en kilobytes, megabytes o gigabytes por segundo; es la llamada “capa de transporte” de Internet, una verdadera cadena alimenticia de operadoras de telecomunicaciones y servidores raíz, donde el más fuerte le cobra unilateralmente al más débil.

Con Internet ocurre lo mismo que con la telefonía de larga distancia: cuando se hace una llamada desde México a Estados Unidos, el carrier mexicano (portador de la llamada) debe pagarle al carrier estadounidense una tarifa por el enlace; lo mismo ocurre al revés.

“¿Quién gana en esta relación? Los mexicanos, debido a que por cada seis llamadas de Estados Unidos a México, hay una de México hacia Estados Unidos”, señala el subsecretario de Comunicaciones, Jorge Álvarez Hoth. Esto significa que los carriers estadounidenses le pagan más a los carriers mexicanos, debido a la diferencia entre las llamadas entrantes y salientes.

En Internet sucede al revés: la mayoría del tráfico mundial converge hacia los sitios web de Estados Unidos, por lo que la mayoría de los países deben pagar a empresas estadounidenses por ese tráfico. En contraste, los sitios hosteados en el resto del mundo son menos visitados, por lo que reciben menos pagos. Si quisiéramos que la situación se llegara a equilibrar gracias a “la mano invisible del mercado”, sería necesario que el resto del mundo hospedara cada vez más sitios con el objeto de atraer más tráfico.

Álvarez Hoth explicó que el cargo que se hace entre países por el tráfico de Internet es conocido como los Internet Charging Arrangements y es uno de los temas que se tratarán en la próxima Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, del 16 al 18 de noviembre en Túnez.


¿Público o privado?

Así como Estados Unidos presionó y sigue presionando a México para que baje la tarifa de liquidación para las llamadas telefónicas de larga distancia –debido a que son ellos los que más pagan–, a México y a la mayoría de los países les interesa negociar a la baja las tarifas que deben pagar a Estados Unidos por concepto de tráfico de Internet. Pero esto no es tan fácil, ya que no existe una instancia gubernamental estadounidense con quien sentarse a negociar.

Y es que el Internet Corporation for Assigned Names and Numbers (ICANN) –que es el órgano que garantiza y preserva la estabilidad operacional de Internet– es una organización privada sin fines de lucro, aunque ligada al Departamento del Tesoro de EU. Por este motivo, dicen los estadounidenses, el tema de las tarifas debe tratarse en el ámbito privado, sin intromisión de los gobiernos. El argumento es que si se involucrara alguna entidad gubernamental en esta discusión, Internet dejaría de tener el dinamismo que ha mostrado hasta ahora.

La posición estadounidense es mantener todo como está y que sea el mercado el que marque la pauta. Mientras, el resto del mundo –México incluido– propugna que algún organismo internacional tome la dirección de Internet, en sustitución del ICANN, para que los gobiernos puedan discutir entre iguales y llegar a acuerdos que ayuden a equilibrar la situación.

Resulta irónico que el símbolo más claro de la globalización no sea administrado por instancias globales. Es pues, un imperativo que Internet pase al ámbito público y que las leyes que lo rigen en sus aspectos técnicos, económicos y sociales sean establecidas por un una especie de consejo de países. (Ver recuadro)

El argumento de Vinton Cerf, presidente del ICANN, es que “si algo no está descompuesto, no necesita ser reparado”. Una buena metáfora para decir que no hay nada que modificar y que la administración de Internet debe seguir en manos privadas.


Más sobre Internet

Después de la Cumbre Mundial en Ginebra celebrada el año pasado, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, formó el Grupo de Trabajo sobre Gobierno de Internet, compuesto por 40 expertos mundiales. Su encargo fue generar criterios referidos a la gobernanza de Internet para facilitar las negociaciones entre países.

Alejandro Pisanty Baruch, director general de Servicios de Cómputo Académico de la UNAM, es uno de esos 40 expertos, y en entrevista aseguró que hay temas de la próxima Cumbre donde la discusión será intensa debido a que hay países que en foros previos han pedido más control gubernamental. Muchos de quienes propugnan por una fuerte fiscalización, ya ejercen esta actividad. Tal es el caso de China, cuyas políticas públicas usan la red en beneficio de la educación, el desarrollo de la sociedad, la industria y la economía.

Con todo, los temas perfilados por este grupo son:

  1. Cuestiones relativas a la infraestructura y gestión de recursos críticos de Internet, incluida la administración del sistema de nombres de dominio y direcciones de protocolo de Internet (direcciones IP), la administración del sistema de servidores raíz, el establecimiento de normas técnicas, la comunicación entre pares y la interconexión, la infraestructura de telecomunicaciones incluidas las tecnologías innovadoras y convergentes, así como el multilingüismo. Estos temas son relevantes, y se circunscriben al ámbito de las organizaciones existentes con responsabilidad sobre dichos asuntos.
  2. Cuestiones relativas a la utilización de Internet: envío masivo de mensajes no solicitados (spam), la seguridad de las redes, y el ciberdelito. Aunque estos temas están directamente relacionados con el gobierno de Internet, aún no está bien definida la naturaleza de la cooperación global necesaria.
  3. Cuestiones de interés general para Internet, que tienen una repercusión más amplia, y para las que existen organizaciones competentes, como los derechos de propiedad intelectual o el comercio internacional.
  4. Cuestiones relativas a los aspectos del desarrollo del gobierno de Internet, en particular la creación de capacidad en los países en desarrollo.


El financiamiento

Hay un segundo asunto al que la Cumbre de Túnez enfocará sus esfuerzos: el financiamiento para desarrollar la sociedad de la información. Uno de los objetivos universales de la Cumbre Mundial es conectar al mundo, esto es, abatir radicalmente la brecha digital. Pero esto requiere de mucho dinero que los países más pobres –especialmente los africanos– no tienen. Túnez será un Foro para que los países más desfavorecidos le pidan a los más avanzados que aporten dinero, a través de múltiples modalidades, para estos fines. La discusión partirá de si deben crearse o no nuevas organizaciones para administrar estos fondos, o si más bien debe recurrirse a las instancias ya existentes –como el Banco Mundial– para gestionar estos recursos, que es la postura mexicana.

El proceso de la Cumbre Mundial, que comenzó con un marcado perfil técnico, se ha ido transformando, gracias a la participación de la sociedad civil, en una plataforma para proponer más igualdad y más democracia en el desarrollo de sociedades de la información.



Recuadro 1

¿Quién controlará la Red?

Según algunas voces críticas, la motivación de las propuestas a favor de que la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) tome el liderazgo de Internet, tiene que ver con que las empresas telefónicas tradicionales, la oligarquía de las telecomunicaciones, se siente acechada por la convergencia digital que se está dejando venir a pasos agigantados.

Las estrategias que favorecen a la UIT, u otra organización intergubernamental vinculada a la ONU, parecen decir: “Si colocamos por lo menos las dos primeras capas de servicio de Internet –infraestructura de conexión y transporte de datos– bajo el control de la UIT o de la ONU, nuestro negocio podrá estar más seguro”. El transporte de datos no es más que el direccionamiento, lo que significa números IP, nombres de dominio (DNS) y protocolos de cambio de datos que es justamente el conjunto de tareas para el cual se creó la ICANN.

La opinión de varios miembros del Grupo de Trabajo respectivo es que la gobernanza de Internet va mucho más allá de lo que hace actualmente la ICANN (nombres, números y protocolos), aunque no exista aún una propuesta consistente que cubra todos los aspectos. Asuntos que van de la interconexión de servidores raíz de la red al uso indebido de los servicios, pasando por la seguridad global del sistema y la libertad de acceso, entre varios otros, deben ser considerados, pero están fuera de la incumbencia del ICANN. Además, no hay un organismo, o un conjunto coordinado de organismos, que pueda garantizar el tratamiento adecuado de los problemas.

La otra vertiente es la de Estados Unidos, que desea dejar todo tal cual está, con el argumento de que las cosas están funcionando bien y “no es necesario arreglar lo que no está descompuesto”.